17 Apr
17Apr

Tal y como se ha ido logrando en algunas otras especialidades, los buceadores de naufragios necesitamos una mejor enseñanza de nuestro arte.
Los nuevos buzos deben aprender a suplementar sus conocimientos de forma continua, y a trabajar arduamente en mejorar sus habilidades. Deben comprender que la certificación es el comienzo del camino, y no el fin de la caminata.

Porque a la enorme mayoría de los buceadores del mundo, y me refiero a la enorme pero enorme mayoría, les atrae de alguna manera, aunque más no sea aquellos restos de un navío esparcidos por el lecho marino, con el que se encuentren inesperadamente durante alguna de sus buceadas en algún destino turístico, al que hayan concurrido a bucear con familia o amigos.
Con respecto al buceo en otro tipo de entornos cubiertos, el buceo de naufragios es varios ordenes de magnitud más abundante y por ende mas variado. Los naufragios visitables en todo el mundo por buceadores recreativos son, obviamente, cientos o miles de veces más abundantes que todas las cavernas, cuevas y minas del mundo juntas.
El buceo de naufragios se lleva a cabo por buceadores con niveles muy variados de conocimientos, y con un enorme rango de experiencia previa, desde cero hasta expertos. Buceadores de aguas abiertas, recién certificados, pueden seguir un guía local en una penetración sencilla de un naufragio icónico del sitio que están visitando.

Bucear naufragios involucra muchas veces disponer de habilidades específicas que otros tipos de buceo, inclusive aquellos que también abarcan entornos cubiertos, no poseen o no lo hacen en esa justa medida.
Esto se debe fundamentalmente a que el buceo de naufragios abarca desde el esqueleto de un navío a pocos metros o pies de profundidad en aguas claras y calmas, hasta laberínticas estructuras a cientos de metros o pies de profundidad en aguas frías, con corrientes variables, en entornos de escasa visibilidad y a cientos de kilómetros o millas de la costa más cercana. Y ese rango no hace referencia a expediciones extremas en lugares remotos del planeta, sino a buceadas habituales que diferentes buceadores de naufragios, con vidas y métodos de subsistencia alejados del mundo de los naufragios y del entorno oceánico, como yo y seguramente usted, realizan a menudo.

Pero para ello debemos sacudirnos la tutela de quienes buscan imponernos métodos y sistemas restrictivos, sin pensar en las grandes e innecesarias limitaciones que ello conlleva.
¿Usted saltaría de un barco al océano, a 20 kilómetros o 30 millas de la costa, con olas y corrientes importantes, en un entorno de baja visibilidad y aguas frías, cargando pesada protección térmica y una cantidad de equipo y herramientas para nada despreciable, habiéndole hecho caso en la selección de ese equipo y esas herramientas a quien bucea en agua dulce, a un par de minutos de donde ha estacionado su vehículo, y que vistiendo delgada protección térmica piensa, con la mejor de las intenciones, que sabe mejor que usted o que sus iguales lo que usted y ellos, en aquel océano necesitan?

Una mejor enseñanza del buceo de naufragios, mejor que la breve y escueta, de bajo costo, y abundantemente disponible en temas de buceo de naufragios, dependerá enteramente de nosotros, los buceadores de naufragios.
Por supuesto que podemos, tal y como le hemos venido haciendo, seguir robando ideas de otras especialidades, pero debemos adaptarlas a nuestras realidades. Entonces, robar ideas está bien; pero dejarse imponer sistemas restrictivos no lo estará.