17 Apr
17Apr

Los sistemas son limitantes
Porque esa es la idea detrás del planteo de un sistema o una metodología: indicar cómo y porqué debe seguirse este camino y no aquel, o porqué tiene que usarse esta configuración y no aquella otra. Se busca limitar aquello en lo que podemos realizar una elección consciente, buscando simplificar las complejidades inherentes a nuestro deporte.
Esto puede ser hecho con la mejor de las intenciones. Y sin ninguna duda el perseguir la mejora de las condiciones de seguirdad, mediante la homogeneización de equipamiento y procedimientos, es una buena razón guiada por las mejores intenciones.
Pero es una limitación al abanico de posibilidades. Si es buena, prudente, oportuna o deseable es otro cantar, que debe ser analizado a la luz de las variables que el caso puntual presente.
Demandar obediencia absoluta no es un camino racional y cae fuera del espíritu de una actividad recreativa. Uno podría argumentar que si ese proceder fuera el correcto, el fin justificaría la forma; pero todos sabemos a donde conduce esa vía.

No obstante ello, en mayor o menor grado todos recurrimos, mas o menos asiduamente, a estas prácticas; pero sin llevarlas a los extremos a los que algunos sistemas las han llevado. Establecemos ciertos lineamientos, nos decimos e instruimos a otros a hacer esto y no aquello, o a configurar nuestro equipamiento de una forma y no de otra. Pero generalmente lo hacemos a modo de recomendación, de enseñanza; no de adiestramiento para acatar órdenes sin pensar, sin discutirlas, sin analizarlas.
Generalmente no convertimos esa enseñanza en una metodología rígida e invariable, o en un sistema cerrado. Tenemos en realidad una bolsa de recomendaciones y sugerencias de la cual sacamos lo que en cada oportunidad necesitemos o creamos conveniente.

Si planteáramos un sistema o una metodología estricta estaríamos inequívocamente limitando nuestro accionar al rango de aplicabilidad que este posea, el cual puede ser adecuado o no al caso puntual que tengamos entre manos.


Los sistemas son parciales, incompletos

Ni siquiera aquella máxima de “nunca aguante la respiración” es tan así. Sabemos que el variar el ritmo de nuestra respiración, prolongando o retrasando los ciclos de inhalación y exhalación es el método utilizado por los buceadores de circuito abierto para realizar pequeños cambios de profundidad.
La frase está incompleta, lo sabemos, pero en el momento en el que la enunciamos lo estamos haciendo con una idea concreta en mente: recalcar al estudiante la importancia de no ascender, aún sin darse cuenta de ello, con la vía respiratoria cerrada.
Claro que podemos argumentar que es posible enunciarla de manera tal que se adapte a casi toda situación. Sin embargo esa sería una estrategia para no reconocer que aquel mandamiento, tal cual lo repetimos a modo de regla simple, no está escrito en piedra, como en algún momento habíamos llegado a pensar que lo estaba.

También existe parcialidad en lo referente a las preferencias que algunos buzos o algunos estilos o especialidades posean con respecto a algunas selecciones, métodos o estrategias.
El intentar darle a un sistema cobertura global, es decir aplicable a toda situación, para que deje de ser parcial es un imposible práctico. Por mucho que intentemos no podremos estar seguros de haber cubierto todas las posibilidades. Y el diablo está en los detalles.


Los sistemas son localistas, puntuales

Y en cierta manera está bien que lo sean. Se centran en uno o más puntos, que seguramente giran en torno a una necesidad o situación específica que necesita ser corregida o guiada por éste o aquel motivo, por parte de ese u otro buceador, en una u otra situación o entorno . Si no fuera así, si no hubiera ninguna necesidad, si nada necesitara ser corregido o enfrentado, no habría motivo para plantear el sistema o la metodología en cuestión (por supuesto que aún así habría individuos o grupos que igualmente querrían plantear límites y regulaciones; algunas personas parecen vivir para querer imponer a otros lo que deben hacer y cómo deben hacerlo).

Dada la enorme diversidad de estilos, especialidades, entornos y condiciones en las cuales los diferentes buceadores desarrollamos nuestra actividad, los sistemas o metodologías deben ser localistas. En caso contrario perderían profundidad y aplicabilidad. La experiencia nos ha indicado que no se puede plantear una regla genérica, aplicable a todo buzo en toda buceada, para todo estilo o especialidad, en todo entorno en cada rincón de la Tierra.
Poco de lo que se pueda aplicar a un entorno de agua dulce, cálido, luminoso, poco profundo y carente de corrientes importantes, podrá ser aplicado a una buceada en el océano. Lea entre líneas, trate de comprender el punto que se quiere ejemplificar y no se vaya por las ramas con obviedades que puedan ser comunes a todos en todo entorno, como por ejemplo la mencionada necesidad de mantener la vía aérea abierta y respirar continuamente al ascender. Usted sabe a lo que se está intentando hacer referencia; por ejemplo a que tipo de señalización de emergencia es prudente llevar consigo, o que tipos de ascenso se pueden poner en práctica y que situaciones de emergencia se pueden presentar en cada uno de ellos.

De allí para adelante la mayoría de lo que asumimos invariable o inmutable resulta ser adaptable y maleable. Relegando la rigidez casi exclusivamente a entornos muy bien definidos, locales, como ser por ejemplo el interior de un naufragio oscuro en una penetración profunda, o el recorrido exterior el naufragio en condiciones de abundante luz y con buena visibilidad. Ante semejante variación del entorno, la imposición de una regla, aunque esta suene muy lógica y normalmente y a grandes rasgos sea aceptada por todos o casi todos (como por ejemplo aquella de “siempre despliegue una línea de vida”), puede llegar a convertirse en una arbitrariedad que llame a la desobediencia (como por ejemplo esa misma de “siempre despliegue una línea de vida”).