23 Oct
23Oct

Siempre hablando sobre buceo de naufragios, he etiquetado como Doing It Real [1] a la ausencia explícita de un sistema o metodología parcial y localista.

No es que no se tenga un sistema que seguir, o que no se sepa cual de ellos elegir. Sino que se trata de rechazar explícitamente la idea de tener que seguir uno.



¿Es esto un mero arranque de rebeldía insolente? No, en absoluto.

Es el reconocimiento de que el buceo de naufragios abarca un abanico de entornos y condiciones tan variado que pretender sistematizar equipamiento y procedimientos limitará no solamente el concepto utilitarista de beneficio, sino también los materialistas de realidad y practicidad.



¿Doing It Real? ¿Por qué ese término tan irreverente?

Después de todo es obvio que ha sido elegido a propósito para sonar parecido al tan mentado Doing It Right, que es justamente un sistema o metodología ampliamente conocido.

Es más, dado que propone básicamente lo opuesto (que no hay un sistema ubicuo que se adapte a todo buceador, para todo tipo de buceo y en todo tipo de entorno), podría parecer que se trata de una burla. Dejo explícita constancia de que esa no es la intención, en absoluto.


¿Por qué no utilizar otra frase u otro nombre para esta idea, que no se vea o que no pueda ser interpretada como un enfrentamiento o un intento de desprestigio de ese bien conocido método?

Primeramente, el Doing It Right [2] está muy bien arraigado en un gran número de buceadores de todo nivel; es ridículo pensar que el concepto o la idea que aquí se propone podría tratar de enfrentarse a él, y mucho menos llegar a desprestigiarlo en cualquier sentido. Hago incapié, una vez más, que esto no es ni un intento de falta de respeto ni un arrebato de sarcasmo.

Pero la razón de este juego de palabras, que por supuesto no es una mera coincidencia, busca contrastar con la visión de que un sistema, que proviene de otras trincheras que poseen otras realidades, puede ser implantado como si estuviera escrito en piedra, al enorme mundo del buceo de naufragios.

Y el Doing It Right es el principal propulsor de esa idea, más o menos opuesta, a eso que aquí he etiquetado como Doing It Real. ¿Por qué entonces eludir el contraste?



Los sistemas son limitantes

Porque esa es la idea detrás del planteo de un sistema o una metodología: indicar cómo y porqué debe seguirse este camino y no aquel, o porqué tiene que usarse esta configuración y no aquella otra. Se busca limitar aquello en lo que podemos realizar una elección consciente, buscando simplificar las complejidades inherentes a nuestro deporte.

Esto puede ser hecho con la mejor de las intenciones. Y sin ninguna duda el perseguir la mejora de las condiciones de seguirdad, mediante la homogeneización de equipamiento y procedimientos es una buena razón guiada por las mejores intenciones.

Pero es una limitación al abanico de posibilidades. Si es buena, prudente, oportuna o deseable es otro cantar, que debe ser analizado a la luz de las variables que el caso puntual presente. Demandar obediencia absoluta no es un camino racional y cae fuera del espíritu de una actividad recreativa.


En mayor o menor grado todos recurrimos, mas o menos asiduamente, a estas prácticas. Establecemos ciertos lineamientos, nos decimos e instruimos a otros a hacer esto y no aquello, o a configurar nuestro equipamiento de una forma y no de otra.

Pero a pesar de ello no convertimos esa práctica en lo que podría llamarse una metodología específica o un sistema determinado. Tenemos en realidad una bolsa de recomendaciones y sugerencias de la cual sacamos lo que en cada oportunidad necesitemos o creamos conveniente.


Si planteáramos un sistema o una metodología estricta estaríamos inequívocamente limitando nuestro accionar al rango de aplicabilidad que este posea, el cual puede ser adecuado o no al caso puntual que tengamos entre manos.



Los sistemas son parciales, incompletos

Ni siquiera aquella máxima de “nunca aguante la respiración” es tan así. Sabemos que el variar el ritmo de nuestra respiración, prolongando o retrasando los ciclos de inhalación y exhalación es el método utilizado por los buceadores de circuito abierto para realizar pequeños cambios de profundidad.

La frase está incompleta, lo sabemos, pero en el momento en el que la enunciamos lo estamos haciendo con una idea concreta en mente: recalcar al estudiante la importancia de no ascender, aún sin darse cuenta de ello, con la vía respiratoria cerrada.

Claro que podemos argumentar que es posible enunciarla de manera tal que se adapte a casi toda situación. Sin embargo esa sería una estrategia para no reconocer que aquel mandamiento, tal cual lo repetimos a modo de regla simple, no está escrito en piedra, como en algún momento habíamos llegado a pensar que lo estaba.


También existe parcialidad en lo referente a las preferencias que algunos buzos o algunos estilos o especialidades posean con respecto a algunas selecciones, métodos o estrategias. Me viene a la mente en este momento el ejemplo del método de penetración incremental, preferido por ciertos buceadores de naufragios en entornos de poca visibilidad, y el de la utilización de luces de marcación para señalizar ciertos puntos específicos del camino, muy utilizado por tantos buceadores de naufragios en entornos generalmente de buena visibilidad o que difícilmente se ven súbitamente oscurecidos por completo por sedimentos.


El intentar darle a un sistema cobertura global, es decir aplicable a toda situación, para que deje de ser parcial es un imposible práctico. Por mucho que intentemos no podremos estar seguros de haber cubierto todas las posibilidades. Y el diablo está en los detalles.



Los sistemas son localistas, puntuales

Y en cierta manera está bien que lo sean. Se centran en uno o más puntos, que seguramente giran en torno a una necesidad o situación específica que necesita ser corregida o guiada por éste o aquel motivo, por parte de ese u otro buceador, en una u otra situación o entorno . Si no fuera así, si no hubiera ninguna necesidad, si nada necesitara ser corregido o enfrentado, no habría motivo para plantear el sistema o la metodología en cuestión (por supuesto que aún así habría individuos o grupos que igualmente querrían plantear límites y regulaciones; algunas personas parecen vivir para querer imponer a otros lo que deben hacer y cómo deben hacerlo).


Dada la enorme diversidad de estilos, especialidades, entornos y condiciones en las cuales los diferentes buceadores desarrollamos nuestra actividad, los sistemas o metodologías deben ser localistas. En caso contrario perderían profundidad y aplicabilidad. La experiencia nos ha indicado que no se puede plantear una regla genérica, aplicable a todo buzo en toda buceada, para todo estilo o especialidad, en todo entorno en cada rincón de la Tierra.

Poco de lo que se pueda aplicar a un entorno de agua dulce, cálido, luminoso, poco profundo y carente de corrientes importantes, podrá ser aplicado a una buceada en el océano. Lea entre líneas, trate de comprender el punto que se quiere ejemplificar y no se vaya por las ramas con obviedades que puedan ser comunes a todos en todo entorno, como por ejemplo la mencionada necesidad de mantener la vía aérea abierta y respirar continuamente al ascender. Usted sabe a lo que se está intentando hacer referencia; por ejemplo a que tipo de señalización de emergencia es prudente llevar consigo, o que tipos de ascenso se pueden poner en práctica y que situaciones de emergencia se pueden presentar en cada uno de ellos.


De allí para adelante la mayoría de lo que asumimos invariable o inmutable resulta ser adaptable y maleable. Relegando la rigidez casi exclusivamente a entornos muy bien definidos, locales, como ser por ejemplo el interior de un naufragio oscuro en una penetración profunda, o el recorrido exterior el naufragio en condiciones de abundante luz y con buena visibilidad. Ante semejante variación del entorno, la imposición de una regla, aunque esta suene muy lógica y normalmente y a grandes rasgos sea aceptada por todos o casi todos (como por ejemplo aquella de “siempre despliegue una línea de vida”), puede llegar a convertirse en una arbitrariedad que llame a la desobediencia (como por ejemplo esa misma de “siempre despliegue una línea de vida”).



Algunos puntos detrás de la idea del “Doing It Real”

Doing It Real es el reconocimiento de que los planes y estrategias deben ser ideados, deducidos, planteados, puestos en práctica y reconsiderados y ajustados de acuerdo a lo que la experiencia empírica nos muestra como más adecuado, sin quedarnos atrapados en conceptos o ideas que pueden ser más etéreas que reales. Después de todo, una buena idea es tal luego de que ha sido puesta a prueba y salido victoriosa.


Es aceptar que la enorme diversidad de entornos y condiciones en las cuales habitualmente se llevan a cabo las buceadas de naufragios, así como el gran abanico de complejidades que diferentes buceadas pueden llegar a tener, imposibilitan la estructuración de un sistema más o menos rígido, en lo que a equipamiento, protocolos y estrategias se refiere. Escalabilidad y variación son los enemigos de la rigidez.


Es comprender que la enseñanza del buceo de naufragios debe hacerse en sintonía con aquello a lo que el buceador será expuesto luego, en sus buceadas reales.

No tiene sentido centrar la formación de buceadores de naufragios en condiciones que no serán aquellas con las que se encontrarán en sus buceadas reales. Esto sería algo así como insistir con aquello que será desobedecido, cambiado y adaptado por fuera de los límites que se están enseñando y que en teoría se tienen previstos.

Insistir en formar al buceador en aquellas áreas en las que exista un desfasaje real entre lo enseñado y lo que la práctica requerirá, es planear para fallar en nuestra misión de educar.

Tal vez se pueda adiestrar tan bien a un grupo de seguidores que no se apartarán un ápice de los mandamientos que les entreguemos, sacrificando para ello oportunidades y alcance. Pero asumir que esto será siempre así, es un error estratégico que puede llegar a costarle caro a aquellos que si se aparten.


Doing It Real es un reclamo a formar buzos pensantes, adaptables, conocedores de la teoría y dominantes de los principales procedimientos y estrategias, pero libres y autónomos para afrontar la responsabilidad de su propio bienestar.



El plan adecuado

Dicen las malas lenguas que fallar en planear es planear para fallar; y tal vez tengan razón. No es una razón causal, por supuesto, sino una de esas “verdades” que andan flotando por el aire y que nos resultan tan obvias que afirmar lo contrario nos parece una imprudencia.

El problema con esto es que algunas veces esas obviedades terminan por no ser ciertas. Por ejemplo, parece tan obvio que “el utilizar una línea de vida en todo tipo de penetración es siempre necesario”, que ni siquiera nos cuestionamos la veracidad de esa afirmación con respecto a su aplicación en la próxima buceada que tenemos entre manos. Sin embargo los buceadores de naufragios sabemos que no es así; que en ciertas circunstancias el correr dicha línea nos agrega un riesgo de enredo extra, sobre todo en pasajes muy estrechos y con multiplicidad de obstáculos, y mas aún cuando estamos utilizando pesada protección térmica, incluyendo gruesos guantes. Por ello muchos buzos prefieren utilizar lo que llamamos penetraciones sucesivas. Se puede estar de acuerdo o no, pero lo que resulta innegable es que aquella afirmación que nos parecía tan obvia no lo es tanto.


Sabemos la importancia de planear las buceadas y bucear lo planeado.

Eso si, tenemos que asegurarnos de que el plan que acabemos siguiendo sea el correcto. En otras palabras, lo que necesitamos es el plan adecuado, no cualquier plan. Después de todo, seguir el plan equivocado puede llegar a ser peor que no seguir ninguno. No tiene que serlo, pero puede.

¿Cómo saber si el plan a seguir es el adecuado o no? Bueno, la lógica, la coherencia, la aparente racionalidad que pueda llegar a mostrar en sus enunciados debe estar soportada por la evidencia empírica que las posibles consecuencias de sus errores amerite.

El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones, dice una famosa frase de autoría bajo disputa, habitualmente atribuida a San Bernardo (Bernardo de Claraval o Bernard of Clairvaux).

Debemos estar listos para reclamar pruebas que demuestren todo aquello que un plan bajo disputa afirme como verdadero. Y todo plan debería estar bajo disputa hasta que hayamos acumulado suficiente experiencia con sus partes medulares. Además, muchas veces somos nosotros mismos los que debemos aportarnos esas pruebas, y nos debemos a nosotros mismos el poder sacar las conclusiones adecuadas.


Los planes son entonces colecciones de partes a prueba. Algunas son instrucciones, otras son notas a tener en cuenta, algunas son advertencias, las menos son afirmaciones categóricas aplicables a la buceada en cuestión, y otras son decisiones a tomar sobre la marcha. Esta lista no es exhaustiva.

En el mundo real, el plan adecuado será aquel que formando parte de un proceso dinámico, mejorable, adaptable, incorpore la lógica y coherencia proposicional necesaria, puesta a prueba bajo la lupa de la experimentación como proceso retroalimentador de ajustes y cambios. Siempre es un trabajo en desarrollo.


Es muy difícil conciliar esta visión de plan activo, cambiante, con la implantación de un sistema o una metodología estricta que limite, por medio de una extrema supersimplificación, planteos y pruebas. La simple razón de “yo se más y te digo lo que debes hacer, siempre, sin tan siquiera pensar en la posibilidad de que mis afirmaciones no sean correctas” debería ser totalmente inaceptable para el buzo pensante, conscientemente responsable de su propio bienestar.



Necesitamos una mejor enseñanza de buceo de naufragios

Porque una mejor enseñanza del buceo de naufragios es posible. Tal y como lo han hecho en algunas otras especialidades; como ser en el buceo de cuevas.

Debemos enseñar a los nuevos buzos a suplementar sus conocimientos de forma continua, y a trabajar arduamente en mejorar sus habilidades. Esos nuevos buzos deben aprender que la certificación es el comienzo de un camino, y no el fin del mismo; aquellos buzos no nuevos que lo hayan olvidado, deberían recordarlo.


Porque a la enorme mayoría de los buceadores del mundo, y me refiero a la enorme pero enorme mayoría, les atrae de una u otra manera, con más o menos intensidad, el bucear naufragios. Lo que coloca al buceo de naufragios en una posición un tanto diferente al resto de las especialidades que se nos puedan ocurrir imaginar. Con respecto al buceo en otro tipo de entornos cubiertos, el buceo de naufragios es varios ordenes de magnitud más abundante y por ende mas variado.


Porque el bucear naufragios involucra muchas veces disponer de habilidades específicas que otros tipos de buceo, inclusive otros tipos de buceo en entornos cubiertos, no poseen o no lo hacen en esa justa medida.

Esto se debe fundamentalmente a que el buceo de naufragios abarca desde el esqueleto de un navío a pocos metros o pies de profundidad en aguas claras y calmas, hasta laberínticas estructuras a cientos de metros o pies de profundidad en aguas frías, con corrientes variables, en entornos de escasa visibilidad y a cientos de kilómetros o millas de la costa más cercana. Y ese rango no hace referencia a expediciones extremas en lugares remotos del planeta, sino a buceadas habituales que diferentes buceadores de naufragios, con vidas y métodos de subsistencia alejados del mundo de los naufragios y del entorno oceánico, como yo y seguramente usted, realizan a menudo.


Y varios etcétera.


Pero para ello debemos sacudirnos la tutela de quienes buscan imponernos métodos y sistemas restrictivos. Tal vez con la mejor de las intenciones, pero sin pensar en las grandes e innecesarias limitaciones que ello conlleva.




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[1] Debo aclarar que la idea de utilizar este término, Doing It Real, la he tomado de un artículo publicado en njscuba.net, el cual es un sitio muy conocido por todo buceador de la costa Noreste de los EEUU. No obstante ello, la idea de fondo en dicho artículo (https://njscuba.net/gear-training/dive-training/doing-it-right/) es un par de tonos más subida en lo que a sarcasmo se refiere, y no es exactamente la aquí planteada.

[2] Pero Doing It Right no es solamente un sistema por el sistema en si mismo. Persigue un mejor modelo de enseñanza del buceo que aquel de bajo costo y alta rotatividad que ha tomado a la industria por avalancha.

Gran parte de los que no somos sus seguidores ni defensores reconocemos las bondades de esas intenciones.

Los esfuerzos que a ese respecto han hecho y siguen haciendo muchos quienes proponen y defienden el Doing It Right es también ampliamente reconocido, y no solamente por profesionales, sino por buzos de toda índole, a lo largo y ancho de la industria.

En lo que el Doing It Right contrasta fuertemente con lo que aquí se plantea, el Doing It Real, es en la presunción por parte del primero de que existe un único camino correcto para todos los casos.