15 Dec
15Dec


Un conocido dicho resalta que solamente hay dos tipos de buceadores, los audaces y los viejos. Intenta decirnos que no hay buceadores viejos y audaces. Pero como diría Guille [1] los audaces no se dejan desalentar por esas falacias malintencionadas. Y está bien que así lo hagan, son ellos quienes catapultan nuestro deporte hacia nuevas fronteras.

Audacia y vejez no son mutuamente excluyentes en el mundo del buceo. Es un error pensar que la audacia es una cuestión de inconsciencia, de falta de sentido común, un factor adverso en sí mismo. Semejante pensamiento no es veraz para con quienes han impulsado nuestro deporte con arrojo y determinación.

Existe un movimiento descentralizado, un entendimiento no puesto en palabras, una convicción extraoficial de que no hay lugar para la audacia en el mundo del buceo [2]. Muchos de quienes sostienen este punto lo hacen por simple repetición de lo que les dicen, lo que leen, o lo que les recomiendan, sin pensarlo dos veces. No tienen malas intenciones; pero ya sabemos aquello de las buenas intenciones y el camino al infierno. Otros afirman y reafirman esa postura por miedo a posibles demandas. No quieren que el demandante pueda decir que ellos no le avisaron que no se podía ser audaz. Entiendo la postura, pero creo que a los buceadores novatos hay que educarlos adecuadamente y no inventarles versitos para asustarlos y que no cometan tonterías.

Pero la verdad es que hay buceadores viejos y audaces, que han buceado mucho y que han impulsado el deporte en forma fenomenal. He tenido el privilegio de bucear con algunos de ellos, de entrenar con algunos otros y de ser entrenado por algunos mas. Pero en todos los casos hay ciertos aspectos que se repiten: son cuidadosos, meticulosos, analizan los diferentes aspectos de una nueva buceada o un nuevo proyecto de manera exhaustiva y su audacia se respalda en experiencias y métodos comprobados. No son kamikazes. Audacia no es antónimo de seguridad, de sensatez, de sentido común, ni de conocimientos. Los anormales no son audaces, son simplemente eso, anormales. No establezcamos un paralelismo entre ambos, aunque los dos comiencen con la letra “a”.


___________________
[1] Guille, el hermano pequeño de Mafalda, en una de sus caricaturas habituales, comiendo creo que un alfajor o algo parecido, charlando con Susanita -creo que era Susanita, pero no estoy del todo seguro- ante su reclamo de que “el que come y no convida tiene un sapo en la barriga” le contesta algo así como “los egoístas nunca hemos dado crédito a ese refrán repugnante” o algo muy parecido.
[2] También existe un movimiento que pone todo eso en palabras muy explícitas, apuntando a los nuevos buceadores, los novatos, los que recién se inician. Lo hacen a modo de consejo, de advertencia. El problema es que a la larga, de tanto repetirlo, se lo terminan creyendo de manera generalizada, para todo caso, en todo entorno y bajo toda circunstancia.