08 May
08May

No hay un organismo mundial, oficial, “verdadero”, que dicte las reglas por las cuales la práctica del buceo deportivo debe regirse. Existen más de un centenar de organizaciones locales, regionales y mundiales, comúnmente referidas como agencias certificadoras, que plantean recomendaciones, alientan cierto tipo de prácticas y, como no podía ser de otra manera, venden certificaciones que avalan que éste o aquel buceador ha sido entrenado de ésta o aquella manera y ha demostrado habilidades y conocimientos de acuerdo a sus propios lineamientos.

Algunas de esas organizaciones conforman organizaciones de mayor nivel, con lo cual establecen criterios similares y caminos de equivalencia en lo que a sus respectivas certificaciones se refiere. También está ISO, que si bien no certifica ni entrena buceadores, ha elaborado estándares para algunos tipos de certificaciones muy puntuales, que algunas de esas agencias siguen como guía. En muchos países, además, existen leyes que regulan algunos aspectos relacionados con la práctica del buceo deportivo, las cuales muchas veces son bastante dispares de país a país y en algunos casos son algo controversiales.

Las agencias certificadoras son empresas comerciales. Esperan obtener ganancias, persiguen reducir costos, buscan minimizar riesgos, sienten a las certificaciones como productos y buscan diversificarse lo más posible. En general lo aceptamos sin pensar, no nos sentimos usados, abusados, ni nada por el estilo. Son una parte importante en nuestro deporte, visto desde una perspectiva social, masiva, abierta al público.

Como buceadores en muchos casos nos beneficiamos con la difusión masiva de nuestro deporte. Nos conviene que se sumen nuevos participantes en forma constante, ya que eso no solamente abre nuevos destinos de buceo y nos provee de mayores opciones en lo referente a equipamiento y entrenamiento, sino que además populariza tipos de buceo que anteriormente eran menos frecuentes. Las certificaciones hacen del buceo, como actividad recreativa masificada, una opción más segura para el buceador principiante y por ende más aceptada por los no buceadores; desalentando en cierta manera condicionantes, muchas veces burocráticas, y prohibiciones.

Tenemos que ser conscientes que ellas miran al buceo desde su propia perspectiva corporativa, y está bien que lo hagan. Somos nosotros, los buceadores, los que tenemos que darle forma y sustancia al deporte, no podemos dejarlo en sus manos, no debemos dejarlo en sus manos. A menos que nos conformemos con hacer lo que ellas nos digan, de la forma en la que ellas nos lo indiquen, cómo y cuando ellas quieran. Ellas son parte de la oferta, nosotros somos la demanda; el buceo no es diferente al resto del conjunto de las actividades humanas.

Mis críticas habituales, por aquí y por allá, no son por lo general para las agencias en si mismas, sino para aquellos profesionales [1] que con cada dicho y con cada acción apoyan y refuerzan esa visión de que “las agencias son el buceo”. El porqué hacen eso es bastante obvio, muchos basan su estrategia de mercadeo en la solidez de la agencia que representan, cobijándose en su aparente grandeza, por lo cual la reverencian y defienden a capa y espada. Otros profesionales, por su parte, simplemente no quieren ocuparse de los molinos de viento.

Una frase muy repetida dice que “lo importante no es la agencia, sino el agente”. Pienso igual, no creo que alguna agencia logre que un mal agente brinde un buen servicio, pero un buen agente seguramente lo podrá brindar con prácticamente cualquier agencia. Claro que siempre hay excepciones. El buen o mal resultado que el buceador obtenga de su entrenamiento estará directamente vinculado al agente, al instructor, al centro de buceo en el cual ha tomado el curso en cuestión, mas que a la agencia expidiendo el certificado.

¿Le dijeron que ésta agencia es mejor que aquella porque hace uso de computadoras de buceo desde el primer día de la primer certificación? ¿O por el contrario le quisieron convencer de que eso es una mala idea porque forma buzos holgazanes que desconocen los conceptos más básicos sobre descompresión? Los dos le están mintiendo. Con o sin computadoras de buceo, si aprende lo básico sobre descompresión, así como si no lo aprende, será cuestión de su instructor y de los lineamientos que éste reciba del centro de buceo para el cual trabaje.

En otras palabras, para los cursos introductorios “ésta o aquella agencia” es una cuestión más de marketing que de sustancia. En el caso de cursos más avanzados el buzo cuenta ya con conocimientos básicos que le permitan informarse, aprender, leer, preguntar y decidir cuál agencia ofrece el mejor marco de aprendizaje para el tipo de buceo que quiera encarar [2]. Ya no es una cuestión de agencias, sino de cursos específicos. Por ello se ha vuelto muy común que luego de la o las certificaciones iniciales algunos buzos transiten de una agencia a otra escogiendo el entrenamiento que les venga mejor según sus intereses y poreferencias.

El secreto del éxito para el buceador, según mi muy particular y discutible punto de vista, es que comience a mirar al buceo desde su propia perspectiva, la perspectiva del buceador, de los consumidores del buceo, no desde la de los mercaderes o las agencias. Siga el camino que más le guste, no se deje llevar de la nariz.


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[1] No, tranquilo, no vendí mi alma a las grandes corporaciones (aún).
[2] A este respecto me viene a la mente en este momento el caso de una agencia de buen reconocimiento mundial, yo diría que es una de las mayores y más respetadas, que continúa utilizando, recomendando y enseñando con herramientas que hoy día están en franco desuso. Puntualmente me estoy refiriendo al modelo en el que se basan los algoritmos de descompresión que utilizan y pregonan [3].
[3] Claro, también es cierto que lo que ayer era moda y hoy está en desuso puede volver a ser moda mañana.