19 Mar
19Mar


Muchos sentimos que son un buena herramienta para comenzar a enseñar sobre las estrategias de descompresión [1]. Una tabla es una muestra gráfica de la relación de dependencia entre profundidades y tiempos, que el alumno puede rápidamente recorrer con la vista, detenerse a pensar en ello unos segundos y obtener una confirmación visual de lo que minutos antes le explicáramos con palabras.

Los buzos avanzados que conozco saben utilizar tablas de descompresión, aunque no las usen para planear y ejecutar sus buceadas. Algunos las aprendieron como parte de cursos que han tomado, otros las han aprendido en forma autodidacta. De una manera u otra todos las conocen, inclusive los defensores más acérrimos del “uso las computadoras de buceo como única herramienta válida”. Si no las usan es por decisión y preferencia; no por desconocimiento. ¿Tiene sentido entonces embarcarnos en una cruzada para eliminarlas por completo de los ámbitos de enseñanza del buceo ? No lo creo. ¿Para qué crear tabúes?

Esa vehemencia con la que algunos buceadores pretenden eliminar las tablas de descompresión de la vida de “otros” buceadores ha creado un movimiento opuesto que se ha adjudicado la misión de defenestrar a las computadoras de buceo y advertir a viva voz sobre los problemas de la dependencia extrema en un artilugio falible, como lo son las mencionadas computadoras de buceo [2][3].

¿Cree que exagero y que ese surgimiento de los anti-computadoras no es consecuencia del surgimiento de los anti-tablas? ¿Ha escuchado alguna vez de similar movimiento anti-compensador-de-flotabilidad (BCD)? ¿Verdad que no? Pero bien podría haberlo. Después de todo nos hemos tornado ampliamente dependientes de ese dispositivo que también puede fallar en cualquier momento y que antes, cuando no se lo tenía, no se lo usaba. Una falla catastrófica en dicho compensador podría poner al buzo novato una situación complicada; la cual dependiendo del entorno y las características de la buceada podría escalar rápidamente en un problema grave.

En este tema, el de continuar o no con la enseñanza de las tablas de descompresión, nos encontramos con dos grupos, bien intencionados, tal vez, pero en trincheras opuestas. Unos temen que el continuar enseñándolas va a frenar el avance y la mejora en seguridad y eficiencia que las computadoras de buceo y el software de planificación de buceadas hacen posible. Los otros temen que las nuevas generaciones de buzos sean dependientes de un aparatito y no le den importancia real al aprendizaje de los métodos y estrategias de descompresión. ¿Que tal hacer ambas cosas? Enseñar las tablas y utilizar software de planificación y computadoras de buceo.

De cualquier manera, el avance no se logra ni por la aceptación irrestricta de lo que otros piensan, ni por la imposición absoluta de nuestras ideas. Lo que ayer era una verdad indiscutible hoy está puesto en duda, mañana será rechazado enfáticamente, y tal vez sea cierto nuevamente pasado mañana. Hay que mantenerse al día y abierto al cambio.

Creo entonces que deberíamos dejar de lado esa misión divina, que algunos se han adjudicado como el cometido de su vida, de querer borrar las tablas, o las computadoras, del mundo de los buceadores de descompresión. Dudo que sea el mejor camino, no creo que de el resultado esperado y a su paso van a dejar a mucha gente enojada.




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[1] Revise la sección titulada “DESCARGOS” en este blog, para refrescar la memoria sobre los peligros del buceo en general y la necesidad de aprender, ganar experiencia y no creer todo lo que se diga por aquí y por allí. No me haga caso, piense y saque sus propias conclusiones.


[2] Nada es irrompible, nada está exento de fallas y los dispositivos electrónicos que sumergiremos en agua salada y golpearemos insistentemente contra los restos de naufragios no son la excepción.

[3] Para curarnos en salud está la redundancia. Tres son dos, dos es uno y uno es ninguno.